miércoles, 16 de febrero de 2011


© Portada: Alejandro Mesonero
Manuel Corral Baciero (Peñaranda de Bracamonte, 1952) desarrolla en “Vía Dolorosa. Represión y Guerra Civil en Peñaranda” el primer estudio riguroso sobre las circunstancias, principales acontecimientos y protagonistas de la particular guerra civil que vivió esta ciudad a partir de 1936.
Con el auxilio de miles de documentos y testimonios personales, el autor trama un relato reforzado por narraciones en las que realidad y ficción caminan juntas.
Muchos 22 de mayo son la clave para narrar de forma verosímil algunas de las incontables facetas del prisma inabarcable que constituyen tantas historias personales rotas por la fratricida contienda.
El libro tiene como eje no exclusivo la causa militar 737/1936 contra 31 peñarandinos, hombres y mujeres, y que tuvo como resultado más trágico los 6 fusilamientos acaecidos en Salamanca el 22 de mayo de 1937.
Investigador y periodista, el autor ha trabajado con absoluta libertad e independencia y el único objetivo de dejar a la posteridad una herramienta útil y amena para conocer unos sucesos que sólo pueden ser irrepetibles en tanto en cuanto ponen de manifiesto la degradación moral a la que puede llegar el ser humano cuando es incapaz de resolver sus diferencias dentro de los límites de la civilización.

Nuevos datos


La publicación del libro propició la aparición de otros testimonios que sirvieron para añadir nuevos nombres a la lista de represaliados, o para corregir testimonios anteriores.
Esta entrada recoge y actualiza los contenidos del libro.


SOBRE LOS HERMANOS SÁNCHEZ DÍEZ

Los tres hermanos Sánchez Díez asesinados, Nicomedes, Felipe y Ángel “El Codín”, no eran de Mancera de Abajo, sino de Peñaranda de Bracamonte.

Testimonio de Juan José Ruiz-Oria Sánchez, bisnieto de Nicomedes:

Nicomedes nació el 6 de febrero de 1886 en Peñaranda de Bracamonte. Era hijo de Ángel Sánchez Hernández y de Cecilia Díez Carrera. Se casó con Lucía Juana Silva Herrero.
Era analfabeto. Procedía de una familia humilde y era, junto con su padre y hermanos, tratante de caballos.
La noche del 19 de noviembre de 1936 un grupo de falangistas llegados de otro pueblo fueron en busca de Nicomedes y su  hermano Felipe. A Felipe lo cogieron en su casa, pero Nicomedes, que se encontraba en casa de su hijo Honorio escapó por una  gatera que, por si acaso, había construido su hijo después de que se llevaran a su hermano Ángel, y se escondió en el tejado.
Otro hermano, falangista, le convenció para que saliera y se entregó. Se lo llevaron junto a su hermano Felipe, al maestro Juan Artacho y a un músico de la banda municipal, de nombre Basilio. Aquella noche fueron también a por un hermano de Basilio, pero escapó, con tan mala fortuna que fue a esconderse en un pozo seco, muriendo a consecuencia de la caída.
Los cuatro permanecieron detenidos en el cuartel de la Guardia Cívica de Peñaranda hasta que los asesinaron el 3 de diciembre de 1936 en Calvarrasa de Abajo.
En las partidas de defunción de Calvarrasa de Abajo están inscritos como desconocidos. En el acta de defunción que parece corresponder con Nicomedes se le describe así: «pelo y barba rubia con un poco de bigote vestía chaqueta rayada de paño. Jersey de punto color café, con cremallera de cierre metálico, botas de cuero color crudo». Los datos del «pelo y barba rubia» y la edad, estimada en 35 años, no encajan en el perfil de Nicomedes (En el acta de defunción de su hermano Ángel, «el Codín», también dice que éste tiene 35 años, cuando en realidad rondaba los 41.). De todas formas, según la descripción hecha por familiares, pudo haber tenido en la época de su desaparición el pelo y la barba canos.
Otras pruebas sí apuntan a que fuera él: la aparición mes y medio antes en el mismo paraje del cuerpo de su hermano «El Codín»; la descripción en el acta de defunción de otro de los cuerpos como de ojos tiernos --así describía a Felipe su hija--; y la identificación posterior de otro de ellos como el del maestro Juan Artacho. Hay que añadir además el testimonio de Antonio, hijo de Nicomedes, que dice que un tal «Carmelillo», tratante de ganado, le contó entonces que unos gitanos, tratantes de ganado como él, le habían dicho que habían visto los cuerpos de Nicomedes y Felipe, a quienes conocían, en el lugar de Calvarrasa donde fueron posteriormente hallados.
Nicomedes y su hermano Felipe fueron enterrados en el cementerio de Calvarrasa de Abajo, en una tumba sin nombre, hoy desaparecida tras una ampliación del cementerio.

Ángel Sánchez Díez nació el 18 de diciembre de 1895 en Peñaranda de Bracamonte. Era conocido como «El Codín». Fue secretario general de la CNT de Peñaranda.
El 28 de agosto de 1936 un grupo de falangistas se lo llevaron y lo asesinaron el 2 de septiembre en Calvarrasa de Abajo. Su cuerpo apareció en la carretera a Machacón y fue enterrado en el cementerio de Calvarrasa.
Al parecer le había quitado la novia a un falangista del pueblo. En la familia conocemos a algunas de las personas que le sacaron de casa, el dicho falangista incluido.

El maestro Juan Artacho tenía 41 años cuando fue asesinado. Estaba casado con Luisa Nieto y dejó 4 hijos con edades entre 6 y 12 años.

Según testimonio de Juan José Ruiz-Oria Sánchez, “aunque en la partida de defunción de Artacho se dice que murió a consecuencia de "arma de fuego", he oído que pudo escapar cuando los sacaban para llevarlos a Calvarrasa, pero lo cogieron junto al convento de las carmelitas y lo degollaron allí mismo”.


LOS TOPOS
Hubo al menos dos personas que pasaron la guerra y parte de la posguerra escondidos.
Junto a su casa en la calle de San Luis la familia conocida como “los Notarios”, tuvo hasta comienzos de los años 50 un vecino que estaba escondido, un topo. Por la noche aprovechaba la oscuridad para hacer sus necesidades en el patio de éstos y alimentarse comiendo los huevos que ponían las palomas de esta familia. Una noche el topo se encontró al padre y le dijo “Gracias, Manolo, por no haberme denunciado”. Desapareció y después se supo que había marchado a Argentina.


OTRAS VÍCTIMAS
Alfonso Aznar Acevedo, profesor y encargado de curso del instituto de Peñaranda fue depurado (BOE 13.02.1937) resolución de separación definitiva del servicio.
Germán Díaz Bruno. Dice que fue acusado sin fundamento de pertenecer a la Masonería en AHPS. Sección Gobierno Civil. Legajo 232. Salamanca 28.02.1938
Miguel Redondo Martín. Le fueron a buscar para darle “el paseo” tres veces. Inicialmente le salvó la advertencia previa de Pelayo Cantalapiedra. Definitivamente, su incorporación como “voluntario” a las tropas nacionales, resultando herido en el frente de batalla.

En Nava de Sotrobal fueron tres los asesinados: El maestro; Fabián, hermano de Celso Caballero Díaz, y otro de nombre Francisco.


BIOGRAFIA de Benito Martín del Águila


Antes del fatídico 18 de Julio de 1936, Benito trabajaba de albañil y tenía novia, que en su familia llegaría a ser conocida como la tía Fina. A poco de comenzar la guerra, se alistó en defensa de la República y el 25 de septiembre de 1936, aún con 29 años, ingresó como guardia en el Cuerpo de Seguridad, siendo destinado a la 7.ª Compañía de Asalto. Parece ser que se mantiene en Madrid y su entorno hasta al final de la guerra, al igual que su cuñado Francisco, también albañil y con quien mantenía una estrecha amistad. Tras huir de Madrid en 1939 con dirección a Alicante, Benito consiguió marchar a Francia, mientras que su cuñado quedó en aquella ciudad, preso en el Castillo de Santa Bárbara. Pero con su salida al exilio, Benito no pudo mantener el contacto con los suyos. Su novia, la tía Fina, le esperó durante años viviendo al lado de la hermana de Benito, primero en Ciudad Jardín, en Alicante, y luego en Madrid.

El rastro de Benito se pierde hasta que en mayo de 1940, con la invasión de Francia, es hecho prisionero por los alemanes en Bray-Dunes, muy cerca de Dunquerque, junto a la frontera con Bélgica. Cabe suponer que anteriormente había estado en uno o más campos de internamiento en Francia, y que se enroló, más o menos voluntariamente, en alguna de las Compañías de Trabajadores Extranjeros destinadas a trabajar en las fortificaciones del sector defensivo del norte de Francia. Tras ser hecho prisionero, junto a otros republicanos españoles, en el verano de 1940, Benito fue concentrado en el Stalag IB, un campo de prisioneros de guerra alemán ubicado en Polonia, a 1.500 km de la frontera franco belga.

Desde allí, en la temprana fecha del 6 de agosto de 1940 Benito sería montado en un tren, que partiendo de la estación de Hohenstein llegaría a Mauthausen tres días después, formando parte del segundo convoy con españoles que llegó a ese campo de exterminio por el trabajo. En ese tren también fueron deportados, perdiendo su condición de prisioneros de guerra, el salmantino Pablo Agraz y Juan Acedo, de Montemayor del Río.

Fue un 9 de agosto de 1940 cuando Benito Martín del Águila entró en Mauthausen y pasó a ser el número 3631. Fue registrado como albañil y tras algo más de cinco meses en el campo central, el 24 de enero de 1941 Benito es también de los primeros españoles en ser transferido al subcampo de Gusen, donde le asignan el número de matrícula 9408. Casi diez meses logró sobrevivir en aquel "matadero de los españoles", hasta que los nazis registraron su muerte en la mañana del 9 de noviembre de 1941, víctima del trabajo esclavo, del hambre, de las palizas o de las epidemias de tifus que hicieron de aquel noviembre el mes más letal para los españoles allí deportados.

Repercusiones

El libro fue presentado en Peñaranda de Bracamonte escasos días antes de que se cumpliese el 70º aniversario del fusilamiento colectivo de cinco de las víctimas de la represión desatada por los sublevados, a modo de pequeño homenaje a ellos y a todas las injustificables víctimas de aquella violencia.El propio acto de presentación sirvió para aclarar directamente un enigma que llevaba más de 70 años sin respuesta. 


María tenía 7 años cuando, el 19 de noviembre de 1936, se llevaron de casa a su padre, Felipe Sánchez, encerrándole junto a su hermano y otros paisanos en el improvisado cuartel de la Guardia Cívica. Ella se acercaba a llevarles comida hasta que un día la dijeron “No vengáis más a traerles comida, que ya no están”. Nunca más supo de él. Como ella, así se quedaron otros 6 hermanos y muchos primos. Desde entonces, no había dejado de vivir cada día, de indagar y preguntarse dónde está su padre, al que suponía asesinado desde aquel mismo día.

El trabajo hecho para escribir este libro, y otras investigaciones cruzadas en marcha, me permitieron decirle que es casi seguro que su padre fue asesinado el 3 de diciembre de 1936 en el sitio llamado “El Pollo”, dentro de un pueblo llamado Calvarrasa de Abajo, exactamente a sólo 30 kilómetros de donde ella ha pasado estos 70 años, y que, al parecer, allí sigue, con sus restos enterrados como “desconocido” en el cementerio, pero fácilmente identificable, por lo que quedó reflejado en el registro de defunciones después de encontrar varios cadáveres en el campo. La aparición de los cuatro cadáveres figura inscrita en el registro civil de este pueblo, lo cual no era nada habitual en ese momento por aquellos lugares. Están inscritos como desconocidos, pero la detallada descripción que figura permite afirmar con casi total exactitud que se trata de ellos.
Fue asesinado junto a su hermano, el maestro peñarandino Juan Artacho, ambos también padres de familia muy numerosa, y otro llamado Basilio, de la banda municipal de música.
Por el itinerario seguido, es decir desde Peñaranda hacia Salamanca, cabe suponer que la partida de asesinos era o había salido de esta ciudad.

Estoy seguro de que, ese 18 de mayo de 2007, más de 70 años después, María Sánchez “la Nona”, volvió a casa con 77 inevitables años, pero con algo más de tranquilidad en su espíritu.

Otros recursos


  • Corral Baciero, Manuel.- Tirar del hilo. La Guerra Civil 1936-39 en Peñaranda de Bracamonte. Nº 9 Cahiers du P.R.O.H.E M.I.O. Iglesias Ovejero, Ángel (Resp.).  Départament d'Espagnol. Faculté des Lettres, Langues et Sciences Humaines. Université d'Orléans. 2008. 
  • Corrionero Salinero, Florencia y Sampedro Talabán, Mª Angeles.-  El Polvorín 1939-1989.
  • Delgado Cruz, Severiano y Lopez Garcia, Santiago.- Víctimas y Nuevo Estado (1936-1940). En Historia de Salamanca. Volumen V: Siglo XX. José-Luis Martin (dir.) y Ricardo Robledo (coord.).
  • Garzón Ruipérez, Matilde.- Memoria y esperanza. 
  • Ruipérez Cristóbal, Leonor.-  Relato de mi vida.
  • Sánchez Ruipérez, Martín.- Venturas y desventuras de un niño de la guerra.
  • Sierra, Félix y Alforja, Iñaki.-  Ezkaba. Fuerte de San Cristóbal, 1938. La gran fuga de las cárceles franquistas.
    Delgado Cruz, Severiano e Infante Miguel-Motta, Javier.- Nadie preguntaba por ellos: guerra y represión en Salamanca. En "Voces olvidadas". Enrique Berzal de la Rosa (ed.).