Testimonio de Cipriana Sánchez Caballo
Cipriana nació el 23 de
septiembre de 1926, siendo la décima de los 11 hijos que tuvieron Alejandro
Sánchez Mateos y Candelas Caballo Ríos. La
guerra le quitó a su padre y a sus hermanos Graciano y José, asesinados por fascistas tras una detención
irregular.
Años anteriores a la guerra
La familia era conocida
como “Los Tapieros” porque el padre era contratista de obras y hacía tapias y
casas trabajando con sus hijos. Hasta comienzo de los años 30 vivieron unos
años en Francia, en un castillo de los alrededores de Burdeos, gracias a un
hermano del padre. Todos ellos, eran cuatro, vivían ya en ese país cuando
Alejandro se fue a trabajar con ellos.
La vuelta de esta familia a España comenzó con Graciano,
que regresó porque se murió la madre de su mujer y tuvo que volver a cuidar a
sus hermanos. Después, hacia 1931, cuando otro hijo tenía que hacer el servicio
militar, la madre no quería separarse de un hijo y el padre regresó con toda la
familia incluido Pedro, nacido poco meses antes en Burdeos. En este tiempo salió
una ley francesa, según la cual los que no llevaban 10 años residiendo en Francia
tenían que volver a su país.
Graciano,
alcalde de Mancera
Graciano, que ya era miembro del Partido Socialista,
tenía 28 años cuando fue elegido alcalde por votación. Fue el que formó una Sociedad
de Obreros para el pueblo con sus compañeros Raimundo, Simón, Manuel y Santiago
Nieto, “Los Simonacas” y con Marcos Cadalso. Todos pusieron en marcha la Reforma
Agraria en el pueblo.
Graciano compró un solar a la salida del pueblo,
camino de Salmoral, donde levantaron un local para poder reunirse todos los
socios, con la esperanza de cambiar las condiciones de vida de todos los
obreros del pueblo que tan mal lo estaban pasando. Siendo alcalde, el hermano
dio trabajo a los obreros, arregló las calles del pueblo, puso escuela de noche
para los jóvenes, reformó las cantinas escolares y también las escuelas al estilo
de Leon Blum, pues se basó en lo que había visto en Francia. Fue el gobernador
de Salamanca, el socialista Manso, el que le dio el dinero.
También recuerdo cuando mi hermano venía a casa de
los padres para que mi madre le diera las sobras de la comida para dar de comer
a una familia del pueblo, en la que el padre estaba enfermo y no podía
trabajar. Esto lo hacía muy a menudo mi hermano. A mi hermano Graciano se le murió
una hija y no quiso enterrarla por la Iglesia y eso no gustó al señor cura Clodoaldo.
Los sucesos del 15 de Marzo de 1936
Ese día Graciano, que ya era Presidente de la
Sociedad Obrera, iba a coger el bastón de alcalde por primera vez. Fue un día
de mucha esperanza para los obreros del pueblo de Mancera. A las diez y media
de la mañana se reunieron todos los del pueblo a la puerta del Centro. A las
once iba ser el cambio del bastón. La manifestación pacífica subía para Peñaranda,
al llegar al cruce del camino de Bóveda torció a la derecha para ir hasta el Ayuntamiento
situado en la plaza. Toda la gente cantaba con alegría La Internacional…
« el día del
triunfo
alcancemos, ni
dueños ni esclavos
la Tierra será
un paraíso
y la patria, la
internacional,
juventudes
socialistas adelante »
Primero entraron en la plaza mi hermano, los socios
y los compañeros de Peñaranda, entre ellos Arturo y Antero Ruipérez, bien
conocidos de mi hermano porque iban al pueblo a dar mítines a la casa del
pueblo. Como Antero Ruipérez había ido a Rusia y mi hermano había vivido en
Francia podían hablar e informar a los obreros de lo que pasaba en aquellos países.
[En esta referencia, quizás Cipriana une
a dos personas: Antero Pérez Rodríguez y Fortunato Ruipérez]
Iban todos vestidos con camisas coloradas. No habían
llegado los últimos a la plaza cuando los primeros que entraron vieron a los
ricos gritando “Viva Gil Robles” y nosotros contestamos “Viva la República”. Mi
hermano respondió fuerte “Que viva, y que vivamos todos”. Entonces empezaron a
disparar tiros por todas partes, aquello era la desbandada, cada uno corriendo
donde podía. El ayuntamiento estaba abierto y entraron los que pudieron, sobre
todo la cabeza de la manifestación.
Dos amigas y yo nos metimos en un corral y vimos
sorprendidas que estaba lleno de pistolas y de balas. Asustadas, salimos huyendo.
Una de mis amigas, hermana de los Simonacas, resultó herida en una pierna pero
sin gravedad.
Mi hermano Ricardo pudo escaparse y fue hasta Peñaranda
corriendo para avisar a la guardia civil.
Durante este tiempo no pararon los tiros y hubo un
herido, pero lo peor es que hubo también tres muertos. Uno de ellos era un niño
de dos años abrazado a su madre, otro fue Filiberto Duran, tío de mi cuñada Jerónima,
que iba a buscar a sus hijos que estaban en la manifestación, y la última fue
Eleuteria “La Charcas” saliendo de la casa de su sobrina.
A las doce llego la guardia civil y se llevaron a Ángel
“El Carlotes” que parece fue el que mató al niño y a Filiberto. Ese hombre era
uno de los rebeldes, un rico con armas. Se llevaron también a Santiago Nieto,
un Simonacas, como el que había dado dos puñaladas a Pacho Navarro.
Después de que la guardia civil se llevó a todos, la
gente se recogió cada uno en su casa. La guardia civil se quedó todo el día en
el pueblo. Todos estábamos asustados.
Mi hermano y sus compañeros se quedaron en la plaza
para dar explicaciones y declaraciones de cómo pasó esa mañana terrible para
todos. Si empezó el día con La Internacional, terminó con otro canto…
« de marzo tu fuiste
triste para el
pobre obrero
que salieron a
matarlos
la banda de
pistoleros »
Ese día no pudo mi hermano coger el bastón de
alcalde, lo cogió el día siguiente en presencia de la guardia civil.
Santiago Nieto fue juzgado por los navajazos que dio
al señor Navarro y también por la muerte de Eleuteria, aunque no fue él pero
sabía quien era. Arturo Ruipérez fue juzgado por haber herido al hijo del médico
de un tiro en la mano.
Con el golpe
militar llega el terror
La reforma agraria no se pudo hacer hasta que los
que llevaban las tierras recogieran la cosecha. Todo se presentaba bien para el
pueblo hasta ese día 18 de julio.
Los primeros que fueron detenidos fueron mis
hermanos Antonio y Ricardo, el mismo 18. Ese día bajaron a la plaza a tomarse
un vaso de vino con los amigos y se los llevó la guardia civil. Suponemos que
los estarían esperando para llevárselos.
Fue mi hermano Jesús el que se enteró de aquel
asunto. Estuvimos muchos días sin saber de ellos y fueron los hermanos Ruipérez
los que nos dieron noticias de dónde estaban, detenidos en la cárcel de
Salamanca. Antonio y Ricardo estuvieron 2 años en la cárcel. A Antonio le
encarcelaron en Salamanca porque le dijeron que era prófugo. A Ricardo le llevaron
derecho al frente de Madrid hasta el fin de la guerra.
El primer
“paseo” fue el día 24 de agosto, mi padre iba a cumplir 55 años. A las once
de la mañana había llegado de la huerta y tomando un aperitivo, cuando se presentaron
dos fulanos con el aguacil del pueblo preguntando por mi padre. Salimos todos a
la calle, me acuerdo que era un día muy caluroso. Esos hombres dijeron a mi
padre que venían para tomarle una declaración en el ayuntamiento.
Entonces, como mi padre salió de la casa sin su gorra,
fui a buscarla y le dije que se la pusiera porque hacía mucho calor. Pero esa
gente me respondió que a donde iba no necesitaba gorra. Esa mañana se fue mi
padre y fue la última vez que le vi.
También iban preguntando por mi hermano Graciano que
estaba segando y terminaba ese día. Se bajaron al ayuntamiento y ahí iba mi
hermano con todos los segadores. Desde la casa de mi hermano vimos el coche que
se paró delante de Graciano. Entró en el coche y no los volvimos a ver.
Esa mañana tan amarga se llevaron a otro hombre, Regino
Cembellín, amigo y socio de Graciano y de mi padre.
El día siguiente llegó a casa un hijo de Severino el
herrero, tío carnal de la mujer de Graciano, para contarnos que sabían por el
tabernero de Salvadios donde habían dejado los cuerpos de mi padre y de mi
hermano. Supimos que unos fulanos vinieron a la taberna de Salvadios fanfarroneando
que habían matado a tres de Mancera. Uno de ellos fue herido en una oreja
porque mi padre se la arrancó y se fue a la taberna a curarse. Ese hombre dio explicaciones
de quien eran esos tres cuerpos.
Ese día dejó mi padre 5 hijos pequeños: Alejandra,
Paco, Manolo, yo y Pedro. Mi hermano estaba casado y era padre de 3 hijos, una niña,
Daria, y los mellizos Alfonso y Graciano.
En el mes de agosto después de la desaparición de mi
padre volvió la guardia civil a Mancera y se llevaron a muchos: Marcelino Ronco;
Gregorio Santos “El Espartaco”; Gerardo Santos “El Espartaco hijo”; “El Mangas”,
yerno de “El Espartaco”; Agustín Cembellín;
Miguel Fleta, yerno de Cembellín; Vicente Nieto, otro “Simonacas”, y otros dos
hermanos míos, Jesús y Jacinto.
Jacinto y Jesús fueron desterrados. Jacinto a Sequeros
y Jesús a Miranda del Castañar, en la provincia de Salamanca. Jacinto fue movilizado
al frente de Teruel, donde fue herido en las dos piernas y desde entonces se
quedó cojo.
El segundo “paseo”
ocurrió 15 días después del primero, en un pueblo llamado Rágama, donde los
obreros estaban recogiendo la cosecha para un patrón. Allí fueron a buscar a Simón
y Raimundo Nieto, dos Simonacas; Marcos “El Cadalso”; Jacinto Cembellín “El Andola” y Pedro Cembellín.
Todavía no se sabe donde fueron llevados y enterrados esos hombres.
Simón dejó tres hijos muy pequeños; Raimundo, uno; “El
Andola”, dos y “El Piñonero” otros tres.
El 11 de septiembre de 1936 fue el tercer y último “paseo”. Ese día se llevaron a cinco hombres: Marciano Durán “El Rojillo”,
padre de mi cuñada Jerónima, dejó cinco hijos; Marciano Nieto “El Jenaro”, primo
de los Simonacas, dejó cuatro hijos; Argimiro “El Chavarique” dejó cuatro
hijas y la mujer a punto de dar a luz. Manuel Nieto, otro Simonacas, dejó un niño.
Por último, otro de mis hermanos, José Sánchez Caballo, 23 años y recién
casado.
Se los llevaron a las nueve de la noche, Pepe ya
estaba en la cama. Llegaron los falangistas y uno del pueblo, hermano del que
mató al niño y a Filiberto el día de los sucesos, para llevarle.
Los llevaron a Cantalpino y allí los mataron. Se
supo quienes eran porque eran conocidos del pueblo. Mi hermano Pepe era tan
grande que sus piernas sobresalían del carro, por eso fueron reconocidos. Lo supimos
el día siguiente por un conocido de Cantalpino que vino a avisarnos.
Teófilo, hermano de Marcos “El Cadalso”, era amigo íntimo
de mi hermano Pepe. Al día siguiente se fue a la Legión porque sabía que iban a
ir a buscarle.
[Cipriana testimonia que la responsabilidad de aquellas persecuciones recae
en el cura, el cuñado del cura, el médico y el anterior alcalde.]
De los hermanos supervivientes desterrados,
movilizados o encarcelados, el primero
que volvió al pueblo en 1938 fue Antonio, quien fue reclamado por mi madre
porque ya tenía tres hijos en el frente. El segundo fue Jesús, padre de dos
hijos, también en 1938. El tercero fue Ricardo, cuando terminó la guerra en 1939.
El último, Jacinto, volvió mucho después de que
estallase el polvorín de Peñaranda y ya estaba tan harto que pensaba irse voluntario
a la División Azul.
Otros
perseguidos
Bernabé y Balta, “Esparteros”, estaban de vacaciones
en el pueblo al estallar la guerra. Cuando se llevaron a la gente ellos estaban
preocupados. Bernabé era sobrino de Regino Cembellín, a quien se llevaron con mi
padre.
Se marcharon a casa de Severino, tío de mi cuñada Jero,
que vivía en Salvadios. Al no poderlos recibir les dijo que volvieran al pueblo,
a casa de Felisa, hermana de Balta. Allí fueron escondidos en un pajar durante un
año, pero un rico del pueblo que iba de paseo, los vio. Los Esparteros se
dieron cuenta y se escaparon de noche hasta Cantaracillo. Allí tenían unos
amigos madrileños que los ayudaron. Cuando Franco dio la orden de que ya no se
mataba a nadie, se entregaron a la guardia civil de Salamanca. Entonces los
llevaron a prisión y no volvieron más a Mancera. En esta familia desterraron a
Gregorio y Gerardo Santos, padre e hijo. El yerno de Gregorio, “El Mangas”, fue
también desterrado con mis hermanos. Gregorio, Gerardo y “El Mangas” no
volvieron más al pueblo, se quedaron los tres en Miranda del Castañar y ahí
murieron.
La guerra acabó,
pero…
Dos días después de estallar la guerra vinieron a recoger
las armas de los pobres que tenían para cazar una liebre o una perdiz. En casa
de mi padre había 4 escopetas, dos para mi padre y otras dos para los muchachos,
que les gustaba la caza. En particular a Pepe, que le gustaba cazar la paloma
torcaz con cimbeles. Llamaba a tres o cuatro palomas y las estacaba por el
suelo. Cuando cazaba bastante las vendía para ganar 4 perras para sus gustos.
Siete años después, cuando todo se había calmado,
mis hermanos, Ricardo y Antonio empezaron a cazar un poco, porque mi padre había
escondido una escopeta que nunca encontraron.
Se iban a cazar a la dehesa de Bercimuelle. El dueño,
que se llevaba bien con mi padre, los dio permiso para cazar. Pero un día El Carlote,
se dio cuenta y los quiso hacer una mala faena. Los invitó a cazar haciéndoles
creer que con él no los iba a pasar nada. Le hicieron caso.
Pero, antes de ir, El Carlote fue a avisar los
guardias jurados donde iban. Menos mal que mis hermanos se dieron cuenta de la
trampa y se escaparon sin que los guardias se dieran cuenta.
El Carlote se fue al pueblo, a casa del barbero, y
dijo a los que estaban allí que los guardias se habían llevado a los Tapieros. El
marido de mi hermana que lo escuchó vino a casa de mi madre a decírnoslo. Pero
yo había visto bajar a los guardias sin mis hermanos. Te puedes figurar el pánico
que nos entró. La mujer de Ricardo vivía con nosotros que estábamos solos porque
mi madre se fue a asistir a una sobrina. No sabíamos qué es lo que habían hecho
con ellos. Mi cuñada y yo, mis hermanos Paco y Manolo, fuimos a buscarlos toda
la noche sin encontrarlos hasta la madrugada. Por la mañana Ricardo entro por
un lado del pueblo y Antonio por otro. Después nos contaron que se dieron
cuenta de lo que se estaba tramando y se escaparon metiéndose en el monte pues sabían
que allí no los encontrarían.
Los hermanos Sánchez Caballo
Graciano, nacido el 18 de noviembre 1905 (Asesinado
el 24 de agosto de 1936)
Jesús, nacido en el mes de marzo 1909 (Desterrado)
José, nacido en 1910? (Asesinado el 11 de septiembre
de 1936)
Antonio, nacido el 17 de enero 1914 (Detenido el 18
de julio de 1936 y movilizado)
Ricardo, nacido el 5 de mayo 1916 (Detenido el 18 de
julio de 1936)
Jacinto, nacido el 26 de julio 1918 (Desterrado y
movilizado)
Alejandra, nacida el 29 de mayo 1920
Francisco, nacido el 4 de octubre 1922
Manuel, nacido el 6 de noviembre 1924
Cipriana, nacida el 23 de septiembre 1926
Pedro, nacido el 29 de julio 1931
DEP
ResponderEliminarCipriana falleció el 13 de julio de 2017.
Murió fuera de una España que nunca la hizo justicia, pasados 80 años, 10 meses y 20 días de aquel desgraciado 24 de agosto de 1936 en que unos desalmados la dejaron huérfana.
Gracias por asegurarse de que nunca se olvide. Abuelita siempre estarás en nuestros corazones.
ResponderEliminarMi padre Saturnino Nieto hijo de Santiago Nieto ronco(Simonaca) me contaba algunas de estas historias gracias por plasmarlas
ResponderEliminarCuanto daño nos hizo esta gentuza a la familia Sánchez, para que aun haya gente que nos critique nuestras "tendencias" izquierdas.Una aclaración ,mi Padre, Pedro (el mas pequeño) (según mis noticias) si nació en Burdeos , Francia pero el 29 de Junio no de Julio.Un fuerte abrazo para todos mis familiares que lean esto.Agradecido a mi tía Cipriana y también a mi tía Jeronima , mujer de mi tío Paco por sus relatos y que no queden en el olvido.
ResponderEliminargracias por relatar la historia que no se pierda mucho dolor y miedo pasaron que las generaciones sepan lo que os hicieron salud
ResponderEliminarSi existe cielo Cipriana que fue una mujer sincera muy cuidadosa de su gente y madre VALOROSA esta alli porque su bonita alma se lo tiene merecido. Todo lo que duele da fuerza. Con ella vencio todo tipo de adversidad durante la posguerra y en su emigracon, porque no fue todo rosa para ella aun cuando se acercaban sus ultimos dias de vida.para mi y sus tres nietos no abra olvido. Seguira viviendo dentro de nosotros de por vida.Saludos a mis familiares de Espana
ResponderEliminarMuchas gracias a Cipriana por no callar ni dejar que se olvide lo que sucedió en Mancera. Muchas gracias también a todos loe que habéis hecho posible que su testimonio esté al alcance de todos.
ResponderEliminarUn nieto de Filiberto Durán.